jueves, 1 de diciembre de 2016

El humor como medio de resistencia. Ponencia de Katherine Supnem. (Palabras en el X encuentro feminista nacional efectuado en Arica, 25 de noviembre 2017)

El humor como medio de resistencia. 
Uso refranes populares y muchas cacofonías, así que si no le gustan, absténgase. 


Soy Katherine Supnem, dibujante de historietas y licenciada en filosofía. Hago clases en un colegio en el pueblito de Quilicura y en base a mi biografía personal daré un esbozo de lo que comprendo por humor.
Desde que entré a la universidad a estudiar filosofía que el humor y cualquier emoción corporal fueron relegadas a un segundo plano por la hegemonía de la razón, muy normal en una escuela de filosofía. Todo lo que estuviera relacionado con el cuerpo era considerado superficial, ya que las materias madres eran lógica analítica, filosofía del lenguaje, filosofía de las ciencias, de las matemáticas, de la mente, entre otras. Los pensamientos que estudiaban el mundo de la vida cotidiana como tal llegaron tarde y siempre pertenecieron al discurso marginal de la filosofía contemporánea. Al margen leíamos a Foucault, a Agamben, a Simone de Beauvoir, a Sartre, a Beatriz Preciado, a Hannah Arendt, al segundo Wittgenstein y en último año a un Husserl muy mundano (en el bello sentido de la palabra) y centrado en vida corporal. Debido a eso que mis investigaciones siempre se centraron en el mundo, como un intento de rebeldía y por hambre de conocimiento ¡Qué!, dualismo?¿Pero qué es esta máquina que me contiene entonces?. Mi tesis (que escribí junto a Diego) la puede leer completa en internet, se llama “El rol político del cuerpo y sus implicancias estéticas”, es un estudio sobre la relación entre arte, política y corporalidad.
Si miramos ampliamente, no sólo en mi carrera se ve el olvido del cuerpo, sino que es una cuestión asimilada y creída como verdadera, tal vez se deba a la religión que traspasó toda la cultura latinoamericana o a que es más cómodo sentarse a pensar y olvidarse de la vida, que asumir que somos sujetos encarnados y políticos. Porque asumirse un sujeto encarnado y por ende, político, implica hacerse cargo de la vida, la libertad y de la historia humana (para entender esta relación lea sobre biopolítica). Entonces nos encontramos en nuestra cultura con frases como “La risa abunda en la boca de los tontos” “Las mujeres son demasiado emocionales para pensar con claridad”"Estas con la regla, por eso dices aquello" “Usted dice eso porque es mujer” y una serie de frases que desacreditan ideas por estar en ciertos cuerpos o por expresar ciertas emociones. Simone analizó estas cuestiones del olvido del cuerpo o de la discriminación a ciertos cuerpos y dijo “Yo digo esto porque es verdad” "Usted no se olvide que también tiene cuerpo y hormonas en sus testículos" y fue ahí donde nos inspiramos a observarnos como cuerpos disidentes –las mujeres- y cuerpos contestatarios. Toda nuestra desnudez o es deseo o es violencia, o es sumisión pornográfica heterosexual o es libertinaje sexual (no porque yo lo clasifique así y no crea en las posibilidades de la carne, sino es que estoy describiendo las violencias). Nuestras risas suenan demasiado fuerte, hablamos demasiado, si soy fea no soy visible, lloramos demasiado, reclamamos demasiado. Toda expresión del cuerpo de biomujer “debe” ser limitada y debe ser emitida con prudencia y mesura, no vayan a pensar mal de nosotras (Bueno, cuando esta parte la leo, obviamente me burlo de tanta lesera junta).
Es en el contexto anterior en donde soy mujer y soy profesora, entonces cuando hago clases y un alumno se ríe sin poner atención ni respetar la jerarquía de la profesora y de los alumnos sentados tras la represión de las sillas, debo retarlo y anotarlo en el libro, porque si no lo hago, "tengo poco dominio de grupo" e "incito al desorden y al caos" y todo lo que suceda en mi clase es culpa de mi "incapacidad de dominar" (según lo que me dice mi jefe). Entonces, cansada, me empiezo a creer el cuento de que no soy profesora, sino dominadora y que debo coartar todas las libertades individuales del salón, que no se sometan a mi “dominación fálica” ¡Pero no tengo pene/látigo/fusta/rifle! (lo planteo así para que lo piensen en imágenes y se pregunten por sus similitudes estéticas y conceptuales)Y aunque lo tuviera ¡No quiero –usarlo para- dominar!
Si un alumno se ríe lo debo retar (regañar): “Señor, la risa abunda en la boca de los tontos” y el niño se queda en silencio porque lo peor que te puede pasar en el contexto del clasismo intelectual es ser Tonto en una sala de clases frente al profesor (falo erecto del conocimiento, porque tengo que hacer las clases de pie). Pero hay chicos y chicas que no se dejan de reír. Se ríen tapándose la boca, chateando, y hay otros que se ríen a carcajadas, como he observado en los registros de conductas en la sala de clases: “Se ríe en la cara del profesor” “Se ríe mientras lo retan y lo anotan en el libro”. Entonces empiezo a entender que la risa y la bufonería son herramientas de resistencia ante la dominación, sacando de quicio al dominador y abriendo una posibilidad ambigua a la represión, porque qué ridículo castigar a alguien por reírse ¿Qué puede hacer el dominador ante la risa? Ante la violencia de una risa contestataria, porque no es sólo sonreír, reír es contestar corporalmente, es enfrentar y resistir,  y hacer bromas sobre el dominador es incitar a la rebeldía y quitarle poder simbólico a la fusta, porque no puede detener la risa ya que ensordece la palabra. Tendría que dispararme en la boca.
La risa colectiva nos recuerda que estamos unidos y que somos más fuertes, que somos un coro que ya no quiere escuchar, que se quiere divertir, que quiere hacer bromas sobre lo que me "están diciendo" porque me hace o no sentido, porque me vale verga o me toca ciertas subjetividades, como cuando hablo  de sexo y comienzan las risas de sublimación.
Esto lo voy explicando en términos escolares porque creo que la sala es una jaula de experimento social, se van replicando las formas de ser de las masas mayores en estas masas menores que vienen directamente del adiestramiento del hogar, a terminar de ser adiestrados para insertarse en la sociedad.
Al bufón le permiten reírse del emperador desde que hubieron reinos -y si me río del compañero de clases que hace una broma, estoy participando de su rebeldía, validándola y entre “broma y broma la verdad se asoma”, y si se aprecia de esta forma desde hace tiempo ¿Por qué no usar el humor para decir la verdad? ¿Por qué no usar el humor para reírse de la verdad, para reírse de uno mismo? Si te caes y en vez de llorar te ríes ya no eres una víctima, te ven como tonta, pero ya no te sientes como la pobre mujer que se cayó al suelo, sino como la mujer que se levanta, se limpia la ropa y sigue caminado. Yo prefiero reírme en vez de llorar y elegí el humor en la historieta porque me permite ser creativa y porque le estoy contestando al megarelato y a mis profesores en la universidad, que me dijeron que la filosofía no se podía enseñar en los colegios y menos con imágenes. Hola, viejos culiaos, lo estoy haciendo y los cabros entienden super clarito y más encima lo comparto con todo el mundo que quiera leer mis cómics, para reírse o asustarse, porque como entre broma y broma la verdad se asoma, la gente se asusta con la verdad. A veces me dicen que soy ruda, que soy demasiado cruda pero nunca he sentido que no esté haciendo otra cosa que describir la verdad y ayudar a verla con claridad. Lo demás es composición y diseño, en la forma en que se narra o que se dibuja. La gente muere, la gente aborta, la gente defeca, se pelea ¿Por qué no tomar esas “malas verdades” para hacer humor, para dejar de ocultarlas? Niños, el mundo no es color de rosa, Disney miente, el príncipe te puede violar, la bruja puedes ser tú, pero eso no significa que no me pueda reír y que se me quiten las ganas de vivir y de decir lo que pienso usando el humor, para no asustarme tanto de lo enorme que es estar vivo, de lo pesado que se siente, de lo difícil de la encarnación.
Reír es desobedecer, desobedecer es político, pero ¿Me puedo reír de cualquier cosa? Los machos heterosexuales llevan años riéndose de las mujeres pero no como acto de rebeldía, sino como acto de humillación y de dominación. No sé si sea válido pedirle a esos hueones que dejen de replicar el modelo con sus chistes fáciles (llevan años con lo de la mujer y la cocina, la mujer y la escoba), no sé si valga la pena preguntarles si pueden ser un poco más creativos o estudiar más (lo digo pensando en lo sociológico del humor). Nos podemos reír mutuamente, pero como que ya pasó la época del humor misógino, porque no me está diciendo nada nuevo ni me está mostrando otra verdad más que de qué se ríen ellos mismos, de qué les causa placer: le metí la pichula, jajaja qué gracioso, dije pichula y dije que se la metí. A mí más que darme rabia ese tipo de humor, me da pena porque no me dice nada nuevo, no está criticando a nadie, sólo es complaciente, le lame la pichula a los de siempre, a los Kike Morandé, al patrón del fundo, al de la fusta. Yo también me quiero reír, así que cabras feministas, sigan haciendo humor, porque desde nuestros cuerpos todo lo que hagamos es resistencia, no ven que tenemos útero y se nos puede salir la guagua si hueviamos mucho?

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